Algo que… hasta hace poco desconocía pero que en el fondo ya sabía es el asunto de la Obsolescencia Programada. Hace unos años recuerdo que solía preguntar por qué se rompían los electrodomésticos, que por qué no hacían algo para mejorarlos y hacerlos más duraderos. Eso me hizo pensar que en el fondo querían que fuese así y que los estropeaban adrede. Luego empecé a reflexionar en cómo y por qué se rompían y mis pensamientos me llevaron a pensar que sí, que seguro que lo hacían a conciencia. Luego, tras ver el vídeo, pues comprendí que lo que pensaba era cierto.
Mientras veía el vídeo pensaba en que si hiciesen los objetos y electrodomésticos (porque lo malo no llega solo a los aparatos) más resistentes y con menos opciones de romperse, perderían beneficios a pesar de que todos estaríamos contentos; pero nuestra sociedad parece pedir a gritos el cambio. Un cambio que nos cuesta en algunas ocasiones mucho dinero y que lo único que produce en la persona es una felicidad momentánea. Todos somos niños cuando tenemos algo nuevo, como ellos con una pelota recién estrenada, y aunque nos cueste aceptarlo, esto es así. En realidad, no creo que sea tanta cuestión de dinero, sino de necesitar cambiar algo aparentemente antiguo por algo novísimo, tal y como nos lo vendan.
Lo cierto es que si todos o alguno de nosotros tuviésemos una empresa lo que querríamos sería obtener beneficios, si nuestra empresa fuese ya una máquina de hacer dinero a escala mundial, tal vez sacarían una gama de productos que no se quedasen obsoletos tan rápidamente, pero seguramente crearían complementos para esos productos para seguir obteniendo beneficios. La cosa está en no perder nunca dinero, a costa del avance tanto social como tecnológico que supondría el cambiar la obsolescencia programada por la permanencia total, y solo sacar productos nuevos cuando realmente el objeto estuviese obsoleto.
Todos necesitamos tener, tener y tener. ¿Y a quién de nosotros no le gustaría tener un IPhone4? A todos y cada uno de nosotros nos encantaría tener algo nuevo, así que protestar vale poco en estos tiempos, porque al fin y al cabo lo que nos convence de que esto no es tan malo es nuestra propia consciencia.